Federico Mendo Sánchez

ME ENSEÑASTE A AMAR

 

 

Hay una mujer que sin tener experiencia,

ha llegado a mi corazón con gran delirio,

cada minuto me roba un día de mi existencia,

y en otros momentos es mi cruel martirio.

 

Yo quisiera no entenderlo, pero es imposible,

su tierna mirada con ojitos achinados,

me parte el alma y yo que soy un roble,

siento mis lágrimas caer sobre mis labios.

 

Y no solo en el día siento que lo extraño,

pues pasan las horas y el tiempo también,

se alegra al verme jugar como un niño,

y siento que en mis días es mi querubín.

 

Pero que me has hecho para no dejarte,

tus manos mi rostro acarician en la alborada,

siento que es imposible a mi lado tenerte,

pero me conformo tan solo con una mirada.

 

Tus ojos irradian ternura y amor,

tu boca apenas pronuncia mi nombre,

con tu existencia se acabó mi dolor,

hoy quiero cuidarte como un buen hombre.

 

Pero al mirarte siento que los años pasan,

y que tú reluciente te hechas a caminar,

siento que a tu paso mis piernas se cansan,

solo hoy te pido que cuides mi andar.

 

Es bueno decirte que el mundo es perverso,

que tu corazón noble algún día sufrirá,

déjame entregarte mi amor en este verso,

quizás algún día mi vida se acabará.

 

Yo sé que me entiendes lo mucho que te amo,

que mi mano es apoyo en tu alegre transitar,

que eres mi reina, a quien yo le llamo,

mi Dulce María, tú me enseñaste a amar.