El ebrio blando
(el muy bruto).
Aquel que complicó su vida
entre verbos y papeles sueltos.
Aquel que suele esconder,
profundo en su corazòn,
los crueles motivos
de tu ausencia;
él, entiéndelo,
no te hace ningún daño amándote.
Aún que lo supongas,
jamás ha de pedirte nada a cambio
de su sentimiento
y eternamente ha de estar encargando
un verso tierno
para tí,
en las alas frescas del silencio.
El ebrio bruto
(y otra vez blando).
Aquel áspero poeta que nunca
soñó ser
él, compréndelo,
no posee más que rústicos cuadernos,
unos besos muertos en el cielo
y
unos
botoncitos
blancos
para
tí.