Vuelan aves en procesión...
y una V ondulante va sin rumbo.
Y yo creía que alineaban
siempre al norte o siempre al sur...
Lentamente aprendo lo que migra.
Cuando en la noche los ojos miran
la llaga honda del tiempo
o al despertar, cuando las flores
apagan su perfume,
descubro lo que en mí está muerto
y podo esas ramas secas
con hojas áureas.
Y la vida en sepia
se llena de tonos vivos, benévola,
oyendo en el silencio.
De mi libro “De cumbres y de abismos”. 2007 ISBN 978-987-9415-23-8