Hoy...te veo,
alto, inmenso, soberbio,
como rey absoluto,
de mi jardín de ensueño.
Hoy...te veo,
fiel compañero,
de mis oscuros dias,
de tantos inviernos.
de muchos veranos,
calores intensos,
que juntos pasamos,
con mis ojos ciegos.
Hoy...veo tus ramas,
que están reverdeciendo.
pobladas de hojas
que caen cual lluvia,
etérea y sutil,
acariciando mi rostro,
reavivando mi alma.
dándome la calma
de tu nueva savia.
Miro tu tronco,
altísimo pino,
en él están tatuados
tantos destinos.
en hermosos corazones.
con nombres distintos,
contando historias,
de vidas que fueron.
Hoy...te veo,
y por puro instinto,
dibujo un corazón,
con mi nombre escrito,
mas ya no recuerdo
quien lo acompaña,
tal vez la ceguera
mi alma empaña,
tal vez los recuerdos...
ya se hayan muerto.
Bendito destino.
Maria Hodunok.