¡¡¡Declaraciones!!!
La mar...mi novia:
Mi novia es marinera y acompaña mi velero
Cuando salimos al mar de mi puerto marinero.
Izando la vela blanca cual alas siempre a los vientos
Mi velero ya navega entre espumas de las olas
Llevado de sentimientos y cantos de caracolas.
Mi novia es de blanca plata con un feliz movimiento
Cual mantilla de gitana que van soplando los vientos
Bajando y subiendo olas como ramas de sarmientos.
Siempre vestida de nácar empujando a mi velero
Con su linda vela blanca como sal de los esteros.
Velero en la mar...ese soy yo:
Nací en la ribera de un río que desemboca en el mar,
Crecí entre redes de pesca y esteros de blanca sal
Una mañana de frío del febrero más invernal.
Se abrieron pronto mis ojos con la inmensa claridad
Que daba el cielo y la mar y la leche maternal
De una madre con arrojo y de hijos, un vendaval.
Allí fui creciendo cual raíz del más frondoso árbol
Que diera la bajamar de mi ciudad marinera,
Siendo mi cuna una barca varada sobre la arena
Y mi manta, la suavidad de una blanca vela.
Y me cantaban las nanas con músicas de caracolas
Cuando rompían las olas en la orilla de la mar.
Ella pregunta:
¿Si el mar no fuera azul, como lo es el cielo
Y las olas que rompen en los acantilados y playas
No fueran de sal como en los esteros,
Sufrirías de amores cual son tus celos
O te ahogarías en mi amor sin lunas ni cielos
En mi mar de duelos?.
Responde él:
Si no existieran los mares azules,
Ni el azul del cielo, ni la blanca luna
Que alumbra tú pelo negro pero,
Si existiera en tu bella cara esos dos luceros,
Y tus labios rojos de encarnadas rosas
Deseando un beso, no me importaría
Ni el cielo ni el mar, ni la blanca luna
Brillando tú pelo, porque tú sería
Las olas del mar batiendo con fuerza
Mi barco velero.
Responde ella:
Si yo fuera las olas de entre espumas blancas
En un mar sin color llevando el velero,
En saltos de amor de furia y de fuego,
Yo te pediría que siguiera el juego
De las blancas olas que bañan al velero.
Él le responde de ésta manera:
Tu rizada espuma de tu alegre juego,
Me mantiene preso donde yo navego.
Son tus olas besos con sabor a mar,
Que llorando llegan y después se van,
Llevando al velero por medio del mar.
Si a ti te llevaran los vientos del cielo
Soplando las olas a la orilla del mar,
Allí enterrarían con tu blanca espuma
Las olas y los besos cubiertos de sal.
¡No me abandones!_ ¡hola!_ que se hace la mar
Muy lenta hasta la aurora sin tan lindo navegar.
Sigamos con nuestro juego, con mi velero en el mar
Meciéndose sobre las olas, de blanca espuma de sal
Y cantos de caracolas.
Ella responde a él de ésta manera:
Sí, sigamos con este juego;
Yo soy olas y tú velero jugando sobre la mar.
Con blanca vela de seda vas llevando tu velero
Entre mis olas de espumas con un canto marinero,
Escuchando caracolas entre las aguas y el viento,
Para calmar tus lamentos hasta que llegue la aurora,
Alumbrando el mar de cuentos, de tu velero y mis olas.
Él le responde así:
Manejando blanca vela y la caña del timón
Voy llevando a mi velero por esos mares de Dios
Entre las olas de nácar y rayos de rojo sol.
Mantengo rumbo a occidente contemplando el horizonte
De un hermoso atardecer antes de salir la noche.
Y cayendo ya la noche voy escuchando tus lamentos
Que se unen con los míos en un mar de sentimientos.
Y nos hablamos en silencio en la solitaria noche
Entre susurro de amor sin haber ningún reproche.
Del cielo llovían estrellas que caían a la mar
Encendiendo tu mirada, haciéndome enamorar,
De esas aguas rizadas que se convirtió la mar.
Menesteo
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