Ni los buenos son tan buenos
ni los malos tan malos, unos y otros
cometen las mismas equivocaciones
cambiándose los roles.
Los llamados “buenos”, en ocasiones,
proceden sin justificación,
causando muchos dolores
sin motivo ni razón.
Y los “malos” a veces sorprenden
dándonos de afecto una lección,
nos llenan de atenciones amén
de amistad sin condición.
Esto demuestra que ambos
cambian el sentido de su función,
pero el “bueno”, en mi opinión,
es el más farsante de los dos.
Aunque también hay excepciones
de personas malas de verdad…,
se olvidan de sus progenitores,
matan y violan sin piedad.
Yo no sé si soy buena o mala
¡una cosa u otra debo de ser!
lo que nunca podría hacer
es dañar con mi proceder:
No puedo con las injusticias
que nos desbordan por doquier,
con los que padecen de envidias
y grandes ansias de poder.
Tampoco con los que un día
les necesité y me negaron
su afecto y compañía.
No siente mi alma rencor por lo pasado
pero si tengo el corazón muy herido,
y por más que lo he intentado
olvidarme no he podido.
Tengo la conciencia tranquila…
y sólo Dios podrá juzgarme un día,
hoy me considero una mujer sencilla
escribiendo una humilde poesía.
Fina