claudio ramirez vasquez

El Museo de los Arieles

Cautivo de su amor le escribìa

la amada a su amado de la esquina,

Al florecer en una dimensiòn divina

un ausente presente recibìa.

 

Despierta despertò y a solas le decìa:

"Impregname tu aroma aguamarina,

otrora Dulce; ahora soy Dulcina,

recuerda que te quiero todavìa".

 

Al saborear las hieles y las mieles

solo cenizas dejan tu partida

incrèdula de creer si son infieles.

 

Rescoldos que me dejan tus heridas

estan en El Museo de los Arieles

surciendo cicatrices de por vida.

 

                         Ca-Yo