Es bendito el instante de mi vida,
cuando tu cautivante simpatía,
dominó con fervor mi amor que huía,
no tenía camino ni salida.
Fue un grandioso momento, bienvenida
al amor, que a mi ser le causaría,
renacer a la vida, una alegría
con pasión que dejó mi alma rendida.
Reconozco no estaba equivocado,
sentimiento halagüeño despertaste,
me dejaste a tu talle subyugado.
Hoy recoges aquello que sembraste,
quedó atrás la nostalgia del pasado,
un idilio perfecto provocaste.