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A THOMAS DE QUINCEY...

Si algún día muero

en lo más agreste del otoño,

pensad que allí...

donde mi cuerpo herido late

en innoble sepultura,

 

la Amapola se desata

en prisión advenediza...

desbocada extrañamente

en los campos

de belleza,

 

por la ausencia

insoslayable...

 

de la tenue

desmemoria

de sus labios.

 

Y aún así...

en la tarde desnudada

de caricia,

se deshace enrarecida

de pudores...

 

entre pétalos

isomnes

de amargura,

 

 

 

 

 

 

 

 

por la gracia...

descuidada

de su abrazo.

 

 

 

 

P.D.: A Thomas de Quincey (1785-1859), autor inglés...

quien fue uno de los artistas pioneros en reconocer

su adicción al opio, y luchó toda su vida por desengancharse

de tal adicción.