Cuando el poeta lee-
su voz golpea
las paredes-
poseído
sueña
con poseer
a sus versos-
de pronto sus letras
se encaraman-
lo asaltan a besos-
el poeta reacciona-
imprime más pasión-
toma fuerza
en las ancas
de sus apuntes-
desafiante-
se erige dios-
y lee
como si besara
los senos
de cada palabra-
a lo largo y ancho
del abecedario
-letra por letra-
recorre también
sus puntuaciones-
se recrea
en los puntos suspensivos-
grita en las exclamaciones-
y con lágrimas se pregunta-
como si acariciara
cada línea-
una delicada pluma
en los labios-
se detiene
-dulce gozo-
en el pubis
de su llanto-
el poeta no sabe
cuánto puede durar
el momento-
o si será el último-
tal vez eterno-
no permitirá
que se lo roben-
no-
no lo permitirá-
él besa-
acaricia las palabras-
desafía sus tormentas-
sus espasmos
a horcajadas-
el poeta lee
y su limbo
se sacude-
los demás
-tribuna del ahora-
somos
fisgones del instante-
fantasmas rodeando
sus límites-
desbordes-
versos, besos
y pasiones-