Hay noches en que los lobos están
en silencio y aúlla la luna.
George Carlin.
A la caída de la tarde
cuando caen las apariencias
me reúno con tres amigos
en el recodo del descanso:
Mi luna, mi sombra y yo.
Mi luna me vierte su luz,
mi sombra cobra vida al
trasluz, y yo...
Yo crezco con su alimento.
Cuando lo vespertino da paso
a lo nocturno,
mis amigos se acuestan sobre
los cojines mullidos de mi
sosiego para disponerse
a soñar...
Soñar con otras luces y sombras
que le son ajenas
y que añoran por que les inunda
la curiosidad de lo ignoto...
aunque adolezcan como ellos
de la misma imperfección.
A lo imaginado, a lo soñado
no le cabe lo imperfecto,
por pertenecer al mundo de las
nubes.