A pétalos de rosa
así olía tu cuerpo
al volver de los jardines
o al pasearte por el huerto.
Tu piel de porcelana
me recordaba la textura
de la suavidad que hay en la rosa
de su corola, su mixtura.
Eras la flor más preciada
que se encontraba en mi vida
sin pensar que con engaños
me causarías mortal herida.
A pesar de cultivarte
con cariño y con esmero
sin embargo me clavaste
en mi pecho el puñal artero.
Al verte partir con otro
mi vida dejaste en ruinas
en mis manos pétalos secos
y en mi corazón las espinas.
-. Par