Querida amiga lo siento pero
Hola… ¿Cómo estás?... perdona si me eh portado tan extraño estos días, solo que no quería que notases mi timidez, no suelo serlo, pero solo contigo lo soy, y no encuentro un tema de conversación y a causa de eso solo digo chistes malos, y no es porque no tenga algún tema, solo que me da miedo decirte algo que pueda arruinar todo de tal manera que no quieras volverme a ver. Y perdona por lo que vengo a decirte pero siento que esto me carcome cada día más, y aunque no te vea esto aumenta de tal manera que ha creado mis historias en mi cabeza que son el resultado a todas las reacciones posibles que puedes tener al escuchar esto.
Se bien que esto puede sonar un poco ridículo y ciertamente lo es pero no importa que tan tonto suene esto pero… Me gustas… pero espera, aun no te vayas, tan solo deja que te explique qué paso, y terminando todo esto entenderé si te vas.
Todo comenzó aquel día en el que te conocí, ¿Lo recuerdas?, yo me acerque todo temeroso pero intente que no se me notara, me acerque con la tonta pregunta que siempre hago para entablar conversación “¿Te conozco?” pues claro que te conocía, bueno casi, le pregunte tu nombre a un amigo, pero ese día sentía que tenía que acercarme a saber más de ti, pero los nervios me ganaron y solo me aleje, me vi como un tonto pero no podía hacer nada más, estaba derrotado.
Pasaban los días eh intentaba hablarte más, pero cada vez que me acercaba me ganaban los nervios y se iban las palabras, temía en abrir la boca y decir mil tonterías (Y sé que eso es normal en mi) y así prefería alejarme, pero aun así te saludaba, el valor aumentaba o eso me gusta creer.
Después de tanto esperar llego aquel día tan esperado, tuve el valor de hablar contigo sin miedo o bueno no con tanto, y no lo pude creer intercambiamos números, ahora el problema que me plantee, ¿Ahora cómo le hablo?, con un simple “Hola” que me haría ver como un simplón o que tal un “Que tal” que me haría ver como si aún viviera en los 90´s, no tenía que crear un plan, pero que sorpresa, tú me hablaste primero, me sentí como niño pequeño que se pone feliz y con ese cosquilleo en el cuerpo al obtener buenas noticias, ahora tenía un problema, que contestar.
Todo iba tan bien hasta que llego ese día, donde se vio el cuadro más hermoso que haya visto alguna vez, un atardecer reflejado en tu mirada, me volví loco y te estuve pensando cómo no tienes idea, que me estaba pasando, nunca planee esto, pero no sé si fue el destino o casualidad que nos puso en frente pero tuvo que pasar, terminaste de gustarme y ahora estaba seguro de lo que sentía, pero el dilema ahora es, que sigue después de todo esto, tu no quieres nada y yo pues, sigo siendo yo y esto no es tan bueno que digamos.
Intento tomar una conversación y no me sale, solo digo tonterías y esto está más que mal, pero no es porque en verdad sea así, bueno si, pero no tanto, que me está pasando, porque te escribo si nunca leerás esto, o puede que sí pero todo se arruino, lo tuve que decir, el causante de tantas amistades rotas, Me gustas vale, y sé que no terminara esto bien pero vale más decirlo ahora que callar para siempre (eso espero) así que no hay de mas. Pero es mi primera parte y lo dire hasta que me canse de ello pero tu… Me gustas.