A veces siento que la tinta de este bolígrafo ya no es suficiente, que mis palabras y mis letras están tan vacías que ya no generan eco, y que al igual que mi existencia, necesitan un descanso (de preferencia, permanente, sólo si es posible.)
A veces siento que me falta el aire, y que me sobra.
A veces ni siquiera noto que respiro.
A veces pienso, y eso me mata.
A veces, sólo a veces.
A veces tengo contados los segundos, y entonces quiero detener el tiempo.
A veces mis mañanas se tiñen de blanco y negro, a veces no distingo los colores.
A veces mi columna vertebral se parte en dos, a veces es mi corazón quien se lastima.
A veces naufrago en un mar de color oscuro, a veces quiero ser salvada, y otras solo quiero morir ahí; quizás tu conozcas su nombre, quizás tú seas el dueño de ese mar.
A veces me pierdo en metáforas, a veces me canso de ellas.
A veces son un símil o una hipérbole, al fin y al cabo son comparaciones vacías si su presencia no tiene motivo alguno.
A veces tengo el impulso de escribirte, más no avanzo desde la introducción.
A veces son tus ojos, o tus manos… o tus ojos, quizás lo sean ambos, sólo sé que me tienen presa, y no puedo salir de ellos, o tal vez no quiero.
A veces detesto hablar de mí, pero qué rayos sería de mí, sin ti.