angelillo201

Absurdo minuto de silencio por una mujer asesinada.

Hace un momento me ha referido una amiga mía universitaria,  la extraña anécdota vivida por ella en la universidad de Valencia ,cuando guardaba silencio por el último caso de violencia de genero.

Estábamos reunidos en la puerta de la universidad de educación social  guardando un minuto de silencio por la última mujer asesinada por su pareja, cuando ha entrado la policía nacional  y ha pasado por nuestro lado guiada  por el vigilante jurado del campus que los había llamado. Han ido directos hacia un grupo de chicos que estaban en frente fumando unos porros. La policía nacional ha empezado a cachearlos en silencio vaciándoles los bolsillos. Les han requisado las drogas y han tomado sus datos. Me ha parecido absurdo. Todo el mundo toma drogas en la universidad.

Yo  he imaginado la situación conforme me hablaba, intentando hacerme una idea.

Nadie recordaría a la mujer fallecida en ese minuto donde todos estarían más interesados en saber que iba a pasar con los detenidos. los cuales estarían mirando al grupo de compañeros que guarda silencio por un delito, ahora por un delito leve, sintiendo seguramente vergüenza ante esa situación. Es fácil imaginar al guardia jurado sintiendo en su interior una profunda satisfacción de haber atrapado y vencido a unos estudiantes que se sienten superior a él intelectualmente , quedando la función  de su trabajo ante los estudiantes,  a la de mero represor. Para la policía nacional se trataría de un delito sin contratiempos, sin mucha historia.  Ni se molestarían en mirar con atención a los detenidos, ni mucho menos lo harían como a los delincuentes de verdad. Más bien lo harían con cierto desprecio hacía un colectivo culto, incluso pijo,  hostil  ellos , a la policía. Para esos policías se trataría de un grupo de estudiantes que juegaban a experimentar el mundo marginal al que ellos reprimen con brutalidad . Y al cual seguramente nunca llegarían  ; pese a lo autentico  que pudiera parecerles lo marginal a los estudiantes.

Cierta vergüenza también daría comprender esta situación ocurrida en el campus universitario de la facultad de ciencias sociales, que es lo que estudia mi amiga. No tanto saber que consumen drogas sus compañeros, sino su actitud moral y estética  ante el minuto de silencio que se guardaba, donde ellos ,estudiantes de alguna carrera, o seguramente esa misma, educación social, quedaban en un plano alejado a un acto que se estaba desarrollando frente a ellos para erradicar un acto de una  violencia inaceptable para cualquier persona. La vida, efectivamente, es absurda, pero eso no justifica que no se tome partido.

Angelillo de Uixó.