En las callejuelas de mi ciudad
sus manos se aprendieron mi rostro
mis vivencias impregnadas en arreboles
Pintorescas al olvido
trasmutaron esquinas
balcones
memoriales serenatas
Perezosas las escalinatas
hacen gala de aledañas arboledas
morichales
plazas
techos rojos
Calman sus agonías
como cicatrices del tiempo
Solitarias
las atarrayas cuelgan
agotadas de luna
El malecón
imaginarias curiaras
las piedras y el último beso
han quedado al viento
desvanecen bulliciosos en la memoria