angelillo201

El Rey Canis de Texas

Dejaba ya la hoguera extinguiéndose en la cocina, lamentando con tristeza en mi soledad completa como se gastaba tan rápido el fuego después de tanto esfuerzo para traer la leña con mis manos del monte. Sobre ascuas el puchero. Dejando de hervir con el cocido de verduras preparado para mi regreso. Mis brazos y mis piernas, sostén único de mi vida, que no tiene ni tendrá más horizonte ni futuro que soportar el día a día. animado con este pensamiento, moví la carretilla que en salón preparada para la faena me guardaba. Su secreto y su misterio estaba escrito en el manual de instrucción.

El secreto de la carretilla, Tomo I.

levantar y empujar fuerte.

Al emprender mis primeros pasos hacia el huerto, salió a mi encuentro de la casa de enfrente Perla, que al escuchar la carretilla se lanzó con la valla mordiendo el metal la perra protectora, que si no estuviera la valla, se lanzara contra mis piernas y cojo me dejara. Fieros ladridos caninos me iban acompañando por el sendero, entre miradas de asco de mis vecinos por vivir peor que un perro. Que muchos quisieran matarme, y allí en medio del camino dejar mi cuerpo tendido para que fuera devorado por las alimañas como escarmiento. Más, al pasar por mi lado en mi pesado caminar la estirpe ibérica de Caín vecinal. Lo hacía  dirigiéndome torva mirada  dentro de sus confortables coches, casi rozándome el cuerpo sus carrocerias, haciendo este gesto de ser a mi superiores por ser gente con trabajo remunerado, y yo desgraciado por no tenerlo.

-¿ Por qué no se veía que yo trabajaba más que ellos? era por que el fruto del campo era el resultado de mi esfuerzo, pero no daba para el consumo. En ellos la cosa iba del revés, era su trabajo un resultado sin frutos, y malo para el resto de la humanidad, pero les permitía el consumo. Y solo eso entendían los asesinos de Abel, el trabajo como renta para el consumo.

En el recodo de la última caseta, que alberga  un profundo drama de un hambriento desnutrido allí convaleciente, donde se consume  lentamente dando ejemplo del dolor y el sufrimiento de estos nuevos tiempos de indiferentes. Tras esto, aparece como una visión el abismo, o pueblo de vall d´uixo. Flanqueado por montañas desoladas e incendiadas. Barrancos secos, y río sin agua serpentean junto las carreteras. Como una colmena que forma una colonia invasora, surgen los bloques de edificios cuadrangulares  donde viven estas atareadas gentes,  que discurren por las calles  en su función de existir, aferrados a eso mismo, a vivir como sea y sean como sean . Desde ese último alto punto donde estaba, observaba  encarrilaba la carretilla por la acera en dirección a texas; cuando trotando ligero y sin poder  ya evitarlo, me dí con una gran jauría en plena veda de caza, como hacía tiempos mis ojos no veían. Habían sido echados a ese parque, que separa el monte y da comienzo al pueblo en esa zona marginada, cerca de una docena de canis y chonis. Imposible me fue retroceder. Por fuerza me era obligado pasar entre ellos, temiendo que al hacerlo llegará al verme arrastrar una carretilla como un miserable un chascarrido, chiste, incluso algún acto de violencia. Pues en mi camino con ellos ya lo he sufrido. Conforme me acercaba iba viendo las formas que ocupaban el banco sin que un alfiler cupiera, pero aún así hicieron espacio a un camello que subió en un vespino. Sus cuerpos formaban una gran masa compacta. cuerpo con cuerpo estaban apelotonados como los perros cuando los meten en los transporting los cazadores para soltarlos en el monte, o los policías nacionales cuando los sueltan de los furgones en las redadas contra inmigrantes. Ya  cerca de ellos, me empecé a sentir mareado  envuelto por un humo extraño. de lejos  me pareció salir de ese poblado banco que se incendiaba con todos ellos subidos a él, pero de cerca, noté que salía de las bocas de algunos de ellos un humo que escupían cuando sacaban canutos de sus bocas y que la respirarlo yo me mareaba y me hacía reír en mi camino, y ver mariposas de colores por el cielo que eran mujeres denudas con alas que me saludaban mientras hacían piruetas abriendo y cerrando sus piernas por el aire. Pero de repente, se nubló el cielo, las mariposas  huyeron,  el aire se lleno de miedo y el suelo se cubrió de vómitos.

¿ sabes quién soy Yo? me preguntó una voz entre aquella masa uniforme apretada en el banco donde era imposible distinguir entre hombres y mujeres y viceversa , porque sus malas caras estaban ocultas bajo capuchas, gorras,  pasamontañas, y otros embozos para ocultarse  de gran hermano que los vigilaba.

Me detuve para pensar, sino respondía bien iría al cubo de basura, o sería nombrado caballero contra las farolas , y me quitarían la carretilla que venderían al chatarrero.

Mire aquella masa atrapada en aquel banco humeante en medio de aquel talud , rodeada de matorrales y solares yermos poblados de hierbas secas que rodeaban su barrio. A su derecha de divisaba a lo lejos entre la colmena , los ladrillos panales de la escuela de texas.  a sus espaldas los solares en venta, y el supermercado aldy.  A la izquierda, la cuesta de san antonio  y de fondo los picos vendidos y arrasados de Aigualit. Sus cuerpos parecían flotar en medio de la nada atrapados unos a otros entre esas maderas que les servían de tabla de salvación como a los náufragos.

Inclinándome ante la gente del banco con una reverencia, que tuve que repetir pues tropezó mi rodilla al tocar suelo con un bote de cerveza, por lo que me serví mi mano como escoba para limpiar los alrededores.

 

“Tu eres el rey de texas.

El que saluda al fascismo porque no tiene sueños.

Has aprendido viviendo,

que todos los reyes acaban en la cárcel o en el cementerio,

porque  mundo es una república catalana.

tienes de estudios el curriculum vital,

y de referencias,

lo que cuentan en las calles de ti.

tu dirección está escrita en los muros del barrio,

y en los calabozos de los juzgados de nules.

Conociste el odio del sistema en el colegio.

cuando el sádico de don José, te obligó de la oreja a recoger la piedra con la que rompiste la pizarra.

Mataste la tabla del nueve y la gramática parda,  antes de que ella te matara.

Todos te miraban en ese momento en silencio,

Humillado en el suelo  mientras don José recitaba:

vean como recoge los destrozos y se prepara a pagar.

Un impulso de rebeldía sonó en tu cabeza,

cogiste el borrador y las tizas y las lanzaste contra la ventana para que entrará el viento y poder salir.

Hoy eres el mismo, envejecido a los veinticinco.

Otros son los que entran a esas misma aulas que reproducen a las fabricas.

moldean las mentes como engranajes mecánicos.

Al terminar sus clases, los alumnos salen portando una llave inglesa, un metro, un nivel, un silbato, una bandera, según sean sus aptitudes.

Y al cruzarse con el rey de texas en su banco, lo desprecian como a un producto de la telebasura. El rey hace gestos con los puños, y jura que algún día será alguien, que le llegará la buena.

Pero el rey de texas está solo dentro de su chándal, de sus nike, se consume con las drogas. Es una sombra inconcreta, violenta en el jardín. que actúa en la noche  oscura. Nada cambia en la noche al día, solo que la voluntad no existe, porque desmaya hasta la madrugada.

El rey de los canis es un proletario excluido.

arrojado al marasmo del hastío, condenado al fracaso individual cuando es colectivo.

EL rey de texas es un símbolo de castigo ,

crucificado en su banco,

al que han disfrazado de pobre y payaso”

Aquella grey que permanecía hierática e inexpresiva,  condenada en aquel banco sin alegría, sin canto, sin hermandad con el resto de la sociedad, sin camino y en soledad, me permitió proseguir.

 

en ese instante llegó el camión grúa  de la empresa eléctrica privada del ayuntamiento cargada de estrellas navideñas y letras formada por bombillas que decían:

es tiempo de hermandad y alegría.

Feliz 2018 y prosperidad.

Los operarios empezaron a poner entre las farolas sobre el banco donde estaban apiñados los canis y chonis mensajes luminosos de alegría y felicidad que quedaron colocados  sobre sus cabezas.

Paz y bien.

Angelillo de Uixó.