Prefiero la caricia de tu alma
que las ecuaciones de Ramanujan y
Pitágoras.
En tu geología sagrada
pude constatar, que la piedra filosofal
no es un ente de la ciencia ficción.
Convertimos la escarcha del exterior
en el fuego sagrado de la trascendencia
con tan solo hacer converger a nuestras sombras.
Juntos palpamos;
a lo recóndito de lo invisible sin trabas
marchitando una densa bruma.
Cuando me interné en tus templos
Un mapa etéreo brotó de tu espíritu
juntos descubrimos que los ecos,
se pueden perpetuar de manera infinita.