Las manos del tiempo
cobijan mi espíritu,
calor que abraza
y exprime el frío liquido
que ahoga mi alma,
noches de eterno insomnio
flagelan mis sentimientos
con ideas y recuerdos
del amor que lacerante
acaricia y lastima
todo mi ser…
rosa de papel,
hechura artificial eres,
adorno que se camuflo
muy bien en el jardín
de mis rosas negras,
las que arrancadas sangran
inexplicablemente,
lágrimas tristes de mis ojos
que de coloran
tus doce rosas rojas,
orquídea del dolor,
la única con espinas,
la única que posee
devastador veneno,
sin antídoto eres…
desvariando escribo
esta poesía antes de morir
bajo tan delicioso elixir,
testamento de sentimientos
es lo único que puedo dejar,
testimonios de vida y muerte
es lo único que puedo dejar;
adormecido
en el interior de tu ser
aguardando estoy
descender a tu vientre
para crecer y después nacer,
en las manos del tiempo estoy
en tu alma, en tu corazón,
en tu vientre después
y al final terminare acurrucado
entre tus brazos.
*
Agua y arena soy
deslizándome
por entre tus dedos,
escapando al viento
entre tus manos,
en la inmensidad
de este lúgubre desierto
cada vez
es más difícil hallarme,
ya el aroma es esquivo
a todo sentido,
ajeno a tu virtuosidad soy,
los fantasmas de la soledad
empiezan a reconocerme,
agudizados como siempre
sus instintos me descubren,
ninfas doncellas
también merodean mi ser
caminando curiosamente
por mi piel arenosa,
respirándome celosamente
y bañándose con mi alma,
inquietamente feliz,
temeroso, confundido,
emergen nuevos sentimientos
de mi naturaleza
de ángel mercenario,
la paciencia aliada
y enemiga es para mí a la vez,
amorfos recuerdos antiguos
aun compiten
con el corazón y sus latidos,
pero del alma
ya se van desprendiendo,
es la era de la lluvia,
es la era en la que el desierto
reverdecerá
con tu aliento como aire,
con tus lágrimas como lluvia
pero con un sol y una luna
nuevos los dos,
es la era de las doncellas
inquisidoras de los sentimientos,
la era de una sola que volara
por este cielo inflamable
respirando tu aliento,
alimentándose de el
para luego transformarlo
y darle vida en nombre de Dios
al Adán de la nueva era.