Y sí, me visto de negro con un pañuelo en la mano,
para cruzar el sendero junto al matorral reseco:
me acuerdo de las piruetas en el árbol cachurreco,
allí, sobre la glorieta de un atardecer profano.
Con esa cabeza baja lo cruzo y entre sollozos:
-\"¡Ay hijo del alma mía! ¡Que me duelen los jazmines!!
Mi pecho late muy fuerte caminando los jardines.\"
La dama de negro viste para esconder esos ojos.
La fuente que está en la plaza refleja el azul del cielo.
Firme el paso que resuena con mis tacos de charol
no doy tiempo a que me corte el dolor y me rebelo...
Voy a mirar las palomas que están juntito al farol
para no mirar la fuente que es un fluir en revuelo.
¡Ay ! ¡Si volviera a la plaza contigo buscaría el sol!
Amalia Lateano
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