Friera una joven de apenas veinte años de edad. Ella, tiene un secreto la cual la hace mas vivaz, mas soñadora, mas suspicaz, sin ser insulsa, retraída y tímida. Es el decreto del secreto de Friera, cuando se enaltece su forma de vivir, de sentir, de soñar, de ver la vida desde otro punto de perspectiva como que la vida es única e indeleble. Como que el sueño es pertinaz, es sensible y audaz, como que la idea se debate entre la verdad y la mentira de seguir viviendo una vida así. Y se contempla mas y mas, en la manera de entregar su vida a la vida misma, de saber que el destino es incierto, que no se sabe como se contempla la idea fija de vivir en el desierto o en la ciudad. Se sabe que el desierto es solitario, ambiguo, y desolado sin nadie mas que tu propia alma fugaz como el viento y que en la ciudad es todo lo contrario. Como que el sueño de querer y seguir amar se contempla el deseo de entregar en decreto el secreto vivo de Friera. Y Friera se enriquece de saber mas y mas de la vida, de la lectura y del vicio que tiene con la vida, de vivir exageradamente, sin complicaciones, sin responsabilidades, sin obligaciones, sin excusas, de ver la vida queriendo amar desde otro pasaje de su propio interior. Y saber que el destino lo lleva consigo por ser tan real como la rosa y sin espinas, de ser como el imán adherido a la vida misma, de ser como el sol en cada rincón del planeta dando luz a toda sombra oculta, de ser como el mar abierto al océano vivo y tenaz. Se siente como la flor que florece y marchita, como que la vida ha sido “buena” con ella, inclusive con su pasado y su secreto por ser tan feliz como el ave que alza su vuelo y que abre alas desde el suelo hacia el cielo azul. Como que el decreto del secreto de Friera se hace a consecuencia de la vida, de vivir extremadamente feliz, como que la vida se enaltece mas y mas, desde que su risa contagia, es como la hiedra, es como el peligro de ser feliz. Se sabe que el deseo es tenaz, audaz, como la cima, como la montaña, como la vida misma, como el horizonte, como la mañana, como el amanecer abierto entre las entrañas rojas del cielo o del infierno. Se sabe que la felicidad crece como la tormenta o como el ciclón, y deja en su lugar destrucción,desolación, escombros y, por demás, derrumbe y la misma perfección con que se edificó. La misma forma en que todo salio la oscuridad sale a flote la luz como única salida en derroche de un abismo tan cruel como la misma cima. Y se dice que el invierno, es tanto el frío como el helado desconsuelo de ver la vida como único boleto de felicidad que es la vida. La vida es la vida, como que el destino es irreal como lo incierto de un tiempo en paz o con algarabías. Se debate entre la espera del decreto del secreto de Friera. De expresar la incógnita, el dilema, el acierto en que es todo un éxito para Friera. Friera ya entra a la tercera edad, todo mundo la ve, la observa desde un asombro irreal, casi incierto, casi falso, una vida envidiosa para esa edad. Su corte de cabello la hace mas señora, mas fuerte, mas viva para la edad tan joven para obtener lo que nadie ha obtenido en la cima de la gloria de su edad y de su vida, todo un éxito. Nadie lo cree, no lo hace verdad, lo hace incierto y lo hace increíble e insólito. El decreto del secreto de Friera se hace mas factible, mas viable, mas real, casi imperceptible y casi sin ser un destino. Casi es exacto, es un pacto, es un delirio de un total frío en la piel, es como dejarte la piel de gallina la vida tan feliz, consecuente, tan real como la rosa da olores, como el frío en cada invierno, como el calor en verano, y como el desenlace de un momento entre su vida, su Dios y el éxito real de ella. No se encierra, de ser tan factible, tan real y casi absurda su única y su esencial vida. Friera en el decreto del secreto de su propia existencia se debe a que el invierno es calor y el verano es frío dejando un abrigo para abrigar siempre su piel, su vida, sus fracasos y sus inciertos. No cree en la infelicidad, cree en la manera de vivir sin explicaciones, sin excusas, sin responsabilidades y sin obligaciones. Así, es la vida y el decreto del secreto de Friera...