Es inútil dedicar versos
a quien no es poeta.
Mejor simplemente, le besas.
¿Cómo te hablo con palabras del tacto?
O te hago saber de la hoguera de mis palmas
cuando buscan en la noche la aldaba de tu pecho,
no sé explicarte, si es miedo, esta dejadez que me abate,
sería más fácil darte un beso en el balcón de tus párpados.
¿Cómo sostengo este amor que crece a bocanadas?
si te digo que llevo pájaros entre los dedos para regalarte sones;
y tú me miras con esa cara de no entender nada
mientras mis entrañas se retuercen como el tronco de una parra.
Sí, tienes razón, voy a besarte.