Carlos Justino Caballero

ESA INMENSIDAD QUE DUELE

 

Pudo ser un alarido atroz de fiera herida,

mas fue silencio de estepa entumecida.

 

Yacía el hijo, en esa injusta partida de los hijos.

 

Los que miran no pueden adentrarse

-aunque lo crean-

en el desolado quebranto de esa alma.

 

Aún la fe tiembla y se estremece por dolida

sin encontrar el nido que cobije

la ausencia y la distancia que se ha abierto

en ese adiós eterno.

 

Sólo el tiempo… tal vez… sólo el tiempo.

 

 

De mi libro “De poemas que morían”. 2017 ISBN 978-987-4004-38-3