Es propietaria de una mirada villana,
de ella nacen unos ojos color avellana;
mañana y noche hay algo que siempre extraña,
posee una maña que cruza la valla; a ese lugar
donde su talón de Aquiles corta sus alas, a la mala.
En el templo de Diana toma aquella bebida sagrada;
un líquido bendito y curadito, al paladar siempre agrada.
Aquel lugar produce alivio, tomar pulque es un delirio,
en compañía de los amigos y un tarro de vidrio,
donde quiera que vaya se arma el bullicio.