Mientras volaban los boletos de micro, por mi ventana figuraban uniformes verdes extasiados
por músicos callejeros, me asombré, ya ni se ven uniformados desde la gratuidad de la educación.
Entretanto, intentaba leer el libro de mi compañero, naturalmente todos los
pasajeros aprovechaban este instante para exhibir sus textos y más de una pareja se formaba
cuando coincidían en los títulos. Estaba tan ansiosa por el anuncio de la nueva constitución
que había olvidado mi libro y al llegar a casa, en el manto de la noche vi una estrella fugaz,
quizás solo fue una quimera, quizás el ahora lo es.