Te recuerdo bañándote, en aquel apagón de enero
con el agua dejando polvo de estrellas en tu piel
al fulgor de la linterna de emergencia al tropel
de tus gritos por mi tardanza y falta de esmero
Te recuerdo con una sonrisa de sandía en la cara
gozosa como niña, en aquel columpio de parque
Comiendo chispas que un cono de helado dispara
En alguna mañana soleada, o una romántica tarde
Te recuerdo iluminada y brillando en la oscuridad
cuando tu desnudez deja mis ojos encandilados
y tu sonrisa perversa anuncia de besos tempestad
en las orgías de caricias de dos enamorados hados
Te recuerdo fumando tranquila, mirando hacia la nada
antes de acometer los días que en ti, son una aventura
inmersa en mil pensamientos secretos de memoria alada
soñando viajes o pensando en la más reciente factura
Te recuerdo de mi mano, caminando sólo por caminar
escuchando mi más reciente desesperación o teoría loca
con la mirada en el horizonte, buscando algo qué aportar
para solucionar un problema ingenuo que tu razón no toca
También te recuerdo histérica, enfurecida y enfurruñada
diciendo cosas que harían persignarse al propio diablo
maldiciente, y pateando todo, loca... más por lo que hablo
y por todos mis recuerdos, de esas cosas, estás perdonada