Todo podría perder, menos tus brazos
niebla blanca en el alba
que palpo y no me tocan.
Me podrían hurtar todo
menos tu pubis madreselva
que encalla en mi ribera marina.
Todo podría faltarme
excepto el calor de tus muslos
en mis agónicas noches
en mis días estériles
que aún espero.
Porque nada tengo que no sea
tus pequeñas manos laboriosas
tus pequeños pies
que marchan junto a mi alma
tu boca amatista
que besa el concreto vacío
de mi inmaterial materia
Porque nada tengo que no seas tú
con quien hice un voto de riqueza
desde esta pobreza que me colma.