Sus ojos transmiten bella poesía
y me inunda de amor, con su mirada,
esta bella mujer por mí soñada.
La pretendo de amor, ¿quién no lo haría?
Es toda ternura, toda alegría,
que al pasar por mi calle era esperada,
pues tan pobre de amor, la deseaba,
y esperaba un buen día hacerla mía.
Y es tanta su elegancia y su belleza,
que deslumbra cual brillos de rubíes,
despejando de mi alma la tristeza.
Me bato entre sus noes y mis síes,
esperando argumento con certeza,
de respuestas no sean baladíes...
©Roberto Santamaría
Collado Villalba –Madrid 13/11/2017