A ti te escribo con
una mezcla de ingenuidad
y convicción
apostando o mas bien
deseando no tener jamás
que volver a cambiar de
inspiración/
Rogándole a la ruleta
que se detenga en tu casilla
porque tanto juego sabe
a prisión.
Prematuramente asumo
que me quiero quedar contigo
sigo sin aprender la lección.