“Glosa a la numerología varonil y su estado civil”
Quiero obsequiar enseguida
y sin hacer más dilación
una modesta composición
los números serán la brida
entre ascensos y caídas
por los muchos derroteros
de ese hombre aventurero
pasándose de la raya
y ya oirán del ¡ah malaya!
un hombre cuando soltero.
Entiendo su desespero
en su primer estado civil
comenzando desde abril
o del mismo mes de enero,
lleve o no lleve sombrero
con potencial rol de padre
sin cometer aún el desmadre
como un caballero gentil
en su adolescencia febril
resulta un número entero.
Se casa y al otro día
cambia su denominación
en completa discreción
se apagan sus alegrías
al renunciar a su soltería
y a todas sus libertades,
lo diré sin frivolidades
dejándolas atrás a lo lejos,
se impone la ley del pendejo
y ya es regla de compañía.
Que si huir no es cobardía
no le pasa por su cabeza
y olvidando sus destrezas
cuestión de numerología
que ya no valen sus porfías
y como un reo resignado
de tanto que ha calculado
que si sus perros le ladran
las cuentas ya no le cuadran
antes del mes de casado.
Por andar de enamorado
luego de su luna de miel
a excepción del que es fiel
con sus votos, inmaculado
y sin caer en peculado
a pesar de su paciencia
oponga o no resistencia
en un mar u océano de hiel
por destino inefable y cruel
ya es un número quebrado.
Y si acaso es despistado
y no tiene la precaución
de hacer el acto con condón
u otro método recomendado
que por no hallarse castrado
y hacerlo una y otra vez
o acaso una vez al mes
sin período y sin frecuencia
tendrá como consecuencia
nace un muchacho después.
Y entre tanta candidez
entre arrullos y el biberón
en su tierna dedicación
conocerá la estrechez
del insomnio como juez
por la tanta intrepidez
lamentando la testarudez
pero loco de contento
por ese nacimiento
y es una regla de tres.
Con el acto consumado
pero si nulo es el negocio
se presenta el divorcio
y con el lazo desatado
cada quien para su lado
sin cumplir la fiel tarea
que lo que viene es enea
pagan los platos los pinitos
de casos hay infinitos
lo cual impide a mi idea.
Que si asciende la marea
al hablar de honorabilidad
pone a prueba su virilidad
y en lo íntimo se recrea
escribirá para que otro lea
no todo es romanticismo
está escrito con humorismo
sea matrimonio o matricidio
a causa del vil martirio
que un número mixto sea.
A los pantalones la correa
y a la camisa los botones
y viendo tales omisiones
cada día la cosa se pone fea
y no son negras ni corcheas
en melódicos amuletos
a la hipotenusa los catetos
y a las damas les he oído
el hombre será buen partido
si es bueno, amable y discreto.
Y de unidad pasó a ser dueto
en su condición de marido
tal vez le encuentre sentido
a su impostergable reto
y debe asumir por decreto
en el rollo que se ha metido
que si cumple su cometido
como lo establece la ley
siendo esclavo o siendo rey
es un número concreto.
Pero si enviuda en el acto
o luego de pasado el tiempo
se verá libre de momento
como las aves del cielo
despegado casi del suelo
del loco y forzado pacto
o para ser más exactos
si hacía perfecta pareja
pese a elegías y a quejas
se vuelve un número abstracto.
Y si se casa otra vez
con ansias de volver al ruedo
y toma las astas con denuedo
sin importar la desnudez
de su anterior inmadurez
o de afrentosas heridas
como lecciones de vida
en su nulo aprendizaje,
sea por ira o por coraje
comete una estupidez.
Que al hablar de liquidez
hay que tenerlo presente
con abundante afluente
y suficiente brío y rigidez
dicho de cuando en vez
recordando con esmero
lo que reza el refranero
pobre con rica casado,
rey de noche, de día criado
y ya no es número entero
En fin, es mucho perolero
y agrego acá mi colofón
que no salga un socarrón
acusándome de libertino;
tampoco será un gran tino
pretenderse en un harem
un error sería también
el estado en concubinato
cual dígito sólo por ratos,
quebrado, ni mixto, es cero.
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