Como una brisa desnuda
un grupo de horas se junta
y congela mis tiempos,
asi como una telaraña
cuelgan las acciones en riesgo
de esa mente de lutos que yace
en una esquina,
porque es inevitable
de acecho las fantasías colmar
esas que siquiera existen
que me recalcan de distancias
y me espetan sobre veleidades,
¿qué es esta vida?
¿qué es este tiempo?
¿cómo llegué a éste camino?
¿dónde se fueron?
donde... ya fueron.
Y mi mano pierde insistentemente
su consistencia
y me es imposible palpar ese pasado
lamentable es que la mente no tiene brazos
más que para aferrarse a su ausencia
y por mientras la calma camina de espaldas
los sucesos emergerán como emblemas
para volver a mostrarse
y contrastar mi presente
con espanto en esta noche me encontraré
en una dimensión ajena,
un espacio diferente
una mentalidad anhela,
tan definitivo como las guillotinas cayendo
para cortarle la cabeza a este día.