Esta tarde he muerto,
estoy muriendo, moriré
por cada vez que exhalo tu perfume
que ni siquiera he conocido;
por cada vez que salen de mi boca
palabras que no llegarán a rozar tu oído;
por cada vez que se enciende mi mente
pensando en la tuya, y se congela mi piel
pensando en la distancia que nos separa.
Esta tarde quiero recitar algo
tan complicado y sencillo a la vez
que sea capaz de amoldarse a cada corazón
desbordante de miel pero ahogado
en aguas amargas de impotencia.
Con la respiración ligerita cada noche,
desvelándome en tus sueños
y sintiendo deseos de explotar
y expandir mis pasiones, no hago más
que dejar a mi mirada perderse
y a mis pensamientos volar hacia tu balcón,
en busca de un pedazo de tu inmensa existencia
que en cambio, a mí sí me abarca completa.
¡Enséñame a hacerlo!
Enséñame a expandirme
con la gracia que sólo tú sabes.
Enséñame a hacer magia
para poder hechizarte,
enséñame a enamorarte.