Di cuando me conociste
si la madrugada estaba gélida.
La aurora estaba flamante
cuándo saliste a saludar,
admirando las nubes grises,
viendo yo la oscuridad.
El rosal estaba .. lúcido
cuándo te fuí a procrámar.
No te observé bien de cerca
y me puse a memorar.
Ese anochecer de llovizna
que admirábamos del cielo.
Abríendose las grises nubes
felices, recibiéndonos.
Leí esa noche bellos versos
en el ricón de mi habitación.
Ahora escribo con cellisca.
Nuestras flores, el clamor.
Autora
María Luisa