Tengo sueños,
sueño dentro de este cuerpo,
esta carne tan proclive a pudrirse
y a dejar crecer dentro de sí tantas cosas indeseables.
Imagino en mi respiración pesada.
Me ahogo.
Se recicla suciedad en mis cavidades interiores,
y se infectan los líquidos retenidos en mi corazón.
Líquidos con otro nombre,
se ponen espesos ante el frío y ante la desesperación.
Espesos como el fango,
detienen la fluidez de mi razón.
No pienso, temo.
Como y lleno, y sobrelleno y estallo –sin estallar-
mi estómago.
Mientras tanto torrentes de grasa,
siguen fluyendo por mi esófago.