Cada noche en mis horas de desvelos
reparo la partida sin recelos.
En un sitio tranquilo lo medito,
pregunto con dolor al infinito...
Sin respuestas sufridas, debilito
por encontrar tu voz , mi requisito.
El céfiro capote es hoy extraño
y con estas sonajas me hago daño.
Siempre fuiste la estrella de mis cielos.
Manto tibio más dulce si has partido
me cubre tu recuerdo sin engaño.
Amalia Lateno