Despertar así,
con la caricia de la brisa que susurra un “te quiero”,
acompañada en el lecho por el sol
que cubre mi cuerpo con su abrazo,
que llena mi mañana de calor.
Así,
con la música bella de las aves,
que llenan mi alma de emoción,
que con sus dulces y alegres trinos
amenizan este nido de amor.
Así,
con la errante nube pasajera,
que me da un poco de frescor,
embriagándome de sueños,
anhelando tu amor.
Sí,
¡qué maravilloso despertar!
Abrir los ojos al nuevo día primaveral,
sin premuras ni agobios,
en la plácida armonía de la soledad.