Luna embrujada que triste me pone,
mi alma estremece y el viento se siente
en los cipreses alerces eternos,
claro de luz tan inerte me vuelve.
Entre las ramas del bosque aparece,
pozo sombrío de penas que flotan
como cristales de sal en mi ojos,
nublan mi senda que anhela la paz.
Cubre de ascuas mi angustia presente
grises cenizas que llegan de arriba
como en un soplo que anima mi fuego,
ciegan el llanto en las noches de invierno.
Como olvidar al amor tan amado
que me ha marcado en el fondo del alma,
mientras la luna observa tranquila
toda mi esencia espera y espera.
Lupercio de Providencia