carlos obeso

Lo relativo del tiempo

Para ocupar el tiempo que pierdo 

organizando mi tiempo para no perderlo,

decidí concentrarme en tu presencia.

En la paciente observación de tus quehaceres,

el acompasado movimiento de los gestos,

el erótico deleite de quererte.

Vino a visitarme la suerte

aquella noche azul cobalto

de un verano ya lejano,

cuando junto al mar nos besamos.

Casi doce años nos amparan

y aún guardo en la memoria

la imagen del tiempo detenido,

flotando en el remanso

de la comisura de tus labios.

Ahora nadan desnudas

las horas en las venas.

Tu cuerpo es un reloj de arena

que abrazo en su cintura

para darle la vuelta

empezando un nuevo día,

siempre a tu lado.

 

Vino a visitarme la suerte...

y se detuvo el tiempo.