Transito por estas oscuras noches de cabeceos y muecas tristes, paso calladito por las esquinas lóbregas de esa indiferencia que muele y deja solo bagazos de afirmaciones absurdas... El principio de todo vacío, la vastedad absoluta, esplendor que mira con incredulidad hacia su propia ruina... El silencio es la noche de cabeceos y muecas tristes sin el dulce sabor de sus labios delicados...
Ha de pasar la lluvia, si...y un cataclismo de incertidumbres llenara al mísero vaso de esperanzas famélicas. Nada trasciende si no es para mal...
Si habitase en algún instante, en algún recuerdo si habitase así como nostalgia, como lágrimilla que de vez en cuando resbala por la mejilla...ser recordado ser extrañado, como todo el mundo.
Transitando por esta oscura noche de cabeceos y muecas tristes, llora... Lloraré pues entre las bambas de una inmensa Ceiba donde cuelgan huérfanos los arrumacos sin gusto ni consistencia. Porque ésta aherrojada cadena que ata alegrias no supone esclavitud, es mucho mas y poco mas que menos, un miserable cautivo que no encuentra la llave porque no existe.
Govinda Recinos.
2016