Fragmentó mi aura alborotadora
con sus alas azures, alas rotas, vulneradas,
alas tremendamente perturbadas.
Mi ángel fue un beso que no pudo ser.
El otoño semejaba un círculo
de hojas secas, FOGOSAS y LIBRES
y la gloria de la Eternidad no-justiciera
era el emblema de mi severa defunción.
Si quieres que te diga la verdad,
sigo pensando en ti;
aún pierdo los papeles y almaceno
letras de éter en el instante en que visito
tu bienaventurada Corte Celestial.