Pies descalzos, caminando muy despacio,
vas con tu guitarra, en apretado abrazo,
buscando una sombra, sobre el tórrido asfalto,
para hacer escuchar, tu dolida canción.
Tu voz se eleva, por los altos muros,
de una ciudad inmóvil, indiferente y letal,
por míseros centavos, acaricias las cuerdas,
quejumbrosos sonidos, indiferencia total.
Le cantas a tu tierra... lejana... inalcanzable,
a esa sierras inmensas que te vieron nacer,
añoranzas pasadas, que la gente no escucha,
sueñas con ese rio inmenso...deseando volver.
Sueña...sueña...guitarrero y cantor,
sueña que vuelas, en nubes de algodón,
que alcanzas cantando, tu tierra añorada,
y así cantando...nos dejas tu adios.
Y ahora... descansas tranquilo...
tocando las cuerdas, elevando la voz,
los ángeles se arremolinan para escucharte,
el cielo.. si, se alegra, con tu melodía de amor.
Maria Hodunok.