Lo sorteado no será devuelto
expiró el permiso
de hurgar entre mis lluvias
Ya tu lengua no encontrará
posada en mis secretos
ni escucharás los cantos
del espiral
intermitente de mi orgasmo
El calor de mi poema
no se hará eco
en el borde de tu piel
Ni mis montes esperan
la punta de tu lanza
en la moraleja aprendida
¿Para qué regresas?
Si cuando llegaste…
ya habías muerto.
Mónica Patricia Ossa Grain