Al fin le dije a la luna
que me diera las estrellas
y la luna me observaba y,
así me respondió ella.
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Soy tu querer, tu vida
y te entrego mi corazón.
Siento que llegue el alba,
gélida y triste mi adoración.
Quiero, tenerte muy cerca,
muy cerca de los luceros.
Quédate a dormir en la noche
para darte, ¡Esa alegría!
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Mi corazón hoy va deprísa
en esta noche linda, despejada.
Desde la tierra te mando besos
víendote a ti, luníta plateada.
Hoy, estoy llena de júbilo
y te observo bajo el cafetal.
¡Por ti, brindo hoy vida mía,
y, en cada anochecer de luna
yo, me dejo amar!
Autora
María Luisa