Pareciera fácil escribir…
se busca rima y métrica y es todo… o eso parece
pero hay más en eso de parir letras...
Vomitar infinitas estrellas
o constelaciones plagadas de ditirambos
no tiene tal glamour como se sospecha…
Hay que tratar de suponer de dónde salen:
La angustia del mediodía
y la placidez de tu mirada…
la tristeza difumada de la mía…
Las quejas de la familia…
o la ausencia de interés para la jornada del día…
hay que tener carácter, para convertir
el dolor inherente de adiós, en rima
y engendrar un verso en donde quedan:
espaldas arañadas,
vómito corrosivo de nostalgia
y las más de las veces,
esas malditas ganas de llorar,
que en ausencia de lágrimas
el versador llora en palabras…
hoy me pides que escriba un verso…
y el único que pudiera ser mérito de ti,
es aquel que pueda decirse en silencio,
sin lágrimas y sin risas…
como al comienzo de un beso.