Me voy sin dejar rastros, sin dejar huellas de nuestro pasado; me voy para no volver cual grande flota que emprende un viaje a lo más lejano.
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Y es que el quedarme, solo marchitaria un sentimiento que se acemeja a lo más explendido de una vida no tolerante, esa, que es la encargada de mostrarnos amores y desamores, tristezas y tal vez llantos, tanto que en el hoy sentimos puñados de espinas en nuestro lado izquierdo del pecho que sigue allí un poco moribundo pero luchando.
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Me voy para no volver, ni recordar momentos amargos; solo llevando aquí en mi mente, esos momentos que fueron muy gratos.
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Me voy sin pasatiempos, solo observando lo que esta a mi lado. Viendo a lo lejos de la montaña el AVE que se encuentre en alto vuelo, bien solitaria, viendo las nubes con hermosas siluetas de dos personas que aún se aman.
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HENRY RUIZ
23 DE NOVIEMBRE 2017