Alejandro Velasquez

Mi dolor.

Retorcidas serpientes de plata me matan,
éstas envidiosas de la tranquilidad,
me torturan en mis sueños, me maltratan,
desde el puño hasta el cuello, aberrante suciedad,
maten mi cuerpo, dejen mi alma y canten;
canten que no volveré a estar atado, y encarcelado;
encadenado de mi dolor.