Duélale a quien le duela.
«Quiero dejar mis sentimientos
fluir en la magna corriente,
de palabras, signos coherentes,
de los más silenciosos momentos.
Tú eres centro de gravedad,
Pues grave me estás atrayendo.
Eres magnetismo sin piedad,
con fuerza me estás abrazando.
Eres un idioma desconocido,
así como mi lengua la tuya
aún no ha conocido. Ya no precavido
declaro: Muero por ti, mujer bella.
En éxtasis a imaginar me atrevo:
Tu mano junto a la mía.
No será fantasía impía,
poder enamorarme de nuevo.
Quiero soñar entre tus labios,
quiero vivir entre tus alegrías,
quiero oír todas tus fantasías,
y el beso de tus consejos sabios.
A veces escribe por mí
la sombra valiente del miedo
Prefiero ir, arriesgo al ruedo,
que callar lo que siento por ti.
Emma, he cultivado una flor
que hoy quiero regalarte,
una flor de poesía darte,
para mi amor contagiarte.
Si no soy presto, ni oportuno,
perdona si te molesto,
pero si determino el ser honesto,
amor como el mío ninguno.
Yo esperaré como roca,
a ver el destello diamante,
ahora dí, amante,
un «sí» me aguarda en tu boca»