Terminando la danza te alejas un poco,
Cortando en mí la felicidad momentánea,
Das una vuelta y con tu aroma me aloco,
¡Mon Dieu! ¡Qué belleza más espontánea!
Y bailas y ríes y sueñas y amas,
Y arrojas un beso tal cual una lanza,
Trazando el verso que al aire declamas,
Que me busca, me toca y me alcanza.
Y me rindo ante ti, hermosa doncella
Como un caballero lo hace ante su señor,
Así Como las musas y el príncipe escritor,
O como cupido sucumbe ante amor.
Me rindo ante ti mi noble princesa,
Combatiré por ti cualquier aflicción,
Estaré ahí siempre, esa es mi promesa,
Aun si me falta la respiración.