Dante Verne

S I L E N C I O, se ama

 

S I L E N C I O, se ama.

S  i  l  e  n  c  i  o,

el mundo, s e   p a r a,

y nos envuelve ligeros, fiel

como el rocío en la mañana,

como una liviana capa de amanecer

que imprevisible susurra y trama

vientos en nuestra piel.

S I L E N C I O, se ama,

s  i  l  e  n  c  i  o,

deja que t e  m i r e,

desde lo alto, con el alma,

promesa hecha certeza de aire,

ya sin rastro alguno de lágrima

ni dolor que me habite,

solo infinita calma.

Voy nostálgico de besos,

a tu encuentro, a tu llamada,

al éxtasis de tus brazos, a mi anhelo

de piel ligada hasta hace nada,

huérfana de excesos,

y palabras osadas.

Así te amo, traslúcida,

inocente, palpitando airada

en este aleteo que nos impulsa,

proclamando ardiente y admirada,

libre por fin de toda atadura,

eterna, radiante, alada.

Ingrávida materia diáfana,

incorpóreo y amado cuerpo,

no volveré a tocarte sólo la piel,

levanta sin miedo por fin el vuelo,

y ven a mi encuentro, a saciar mi sed,

a besarme con el alma tan clara,

con tus labios de limpios besos

a llenar mis brazos y mi mirada.

S I L E N C I O, se ama,

s  i  l  e  n  c  i  o,

ámame, como sólo t ú   a m a s,

ámame en este silencio azul cielo

en el que tu cuerpo se hace alma de alba

donde podemos nacer de nuevo,

donde mi corazón, por fin,

d e s c a n s a.