S I L E N C I O, se ama.
S i l e n c i o,
el mundo, s e p a r a,
y nos envuelve ligeros, fiel
como el rocío en la mañana,
como una liviana capa de amanecer
que imprevisible susurra y trama
vientos en nuestra piel.
S I L E N C I O, se ama,
s i l e n c i o,
deja que t e m i r e,
desde lo alto, con el alma,
promesa hecha certeza de aire,
ya sin rastro alguno de lágrima
ni dolor que me habite,
solo infinita calma.
Voy nostálgico de besos,
a tu encuentro, a tu llamada,
al éxtasis de tus brazos, a mi anhelo
de piel ligada hasta hace nada,
huérfana de excesos,
y palabras osadas.
Así te amo, traslúcida,
inocente, palpitando airada
en este aleteo que nos impulsa,
proclamando ardiente y admirada,
libre por fin de toda atadura,
eterna, radiante, alada.
Ingrávida materia diáfana,
incorpóreo y amado cuerpo,
no volveré a tocarte sólo la piel,
levanta sin miedo por fin el vuelo,
y ven a mi encuentro, a saciar mi sed,
a besarme con el alma tan clara,
con tus labios de limpios besos
a llenar mis brazos y mi mirada.
S I L E N C I O, se ama,
s i l e n c i o,
ámame, como sólo t ú a m a s,
ámame en este silencio azul cielo
en el que tu cuerpo se hace alma de alba
donde podemos nacer de nuevo,
donde mi corazón, por fin,
d e s c a n s a.