Un verso pequeño y engreído
por tu sonrisa se ha lanzado
y pensarás que es de Cupido
que se luce alborozado,
pero lo que ves es mío:
¡es un verso enamorado!
tan pequeño, tan sufrido,
ni un instante ha esperado
y como nuevo enamorado
¡matrimonio te ha ofrecido!
y una vez leído, tuyo,
en su causa te convierte
y forjará una sola muerte:
o mueren los dos o ninguno;
y si por rimas de suerte,
viven más. Muere de orgullo.
¡Y tendrás versos por siempre!